Veo los campos vestirse de flores
Veo un mar de oro en una tarde templada
Observo ramas de arboles bailar con el viento
En medio de un paisaje extraño e inquieto
En tiempos de invierno, veo esos sitios abandonados
Tristes, melancólicos... reseco el grano
Cuando llega la primavera se agitan asoleados
Brillando de alegría ese paraíso enterrado
Ni con máquinas ni con nada se destruye
Porque siempre allí estará
El alma que los constituye
Por nuestros campos se quedará
Y esa mierda que se llama política
Es una basura que a mi mundo marchita
Que por lo visto, por ella no habrá planeta
Pues ya no veo los campos vestirse de seda
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