miércoles, 20 de marzo de 2013


Como ya sabrás este blog tiene una recopilación de escritos pasados hasta el día de hoy, ayer encontré este escrito de hace 8 años atrás en uno de mis cuadernos. Sé que algún día escribiré el lado más amable de este tránsito ya que aunque han transcurrido 8 años ya NO siento ni pienso como lo hice durante el período de este escrito en algunas cosas. Todos somos una suma de nuestras vivencias y de los sentimientos que albergamos como consecuencia de estas experiencias. Negar este escrito implicaría negar una gran cantidad de años de mi vida, negar sentimientos... soy la suma de Carolinas que han vivido en mi cuerpo. Un abrazo cordial al alma incógnita y silenciosa a la que lleguen mis palabras en esta otoñal tarde.



"Recuerdo el sol de antaño con nostalgia. Si pudiese pedir un deseo sería volver a ese sol, sol pasado, en las tardes de mi infancia.
Nunca hubiese deseado conocer este astro rey que se posa sobre mi cabeza. Yo hubiese preferido quedarme allí, entre los delantales, entre ese mundo de pequeños y gigantes, de sueños y palitroques de plástico.
Si estuviese bajo el sol de ese 23 de abril de 1976 quizás hubiese elegido no haber nacido al día siguiente, escurriéndome o rebelándome ante los artefactos manipulados bajo la desesperación y nervios de los gigantes con delantal blanco.
Hubiese elegido parar el tiempo presionando mi botón del mágico reloj de la vida, para no crecer, para no cambiar.
El sol de mañana nuevamente será más pálido y su calor no entibiará siquiera una hebra de mis cabellos.
Cada vez me gustan menos los cambios. Cambia el cuerpo, el alma, la mente, es asombroso que cada segundo se mueva la tierra de manera imperceptible y si juntáramos en un tiempo los efectos que cada segundo produce en el ser, en lo vivo, en todo nivel, sería como una explosión nuclear.
Todo va cambiando, la palabra nos ha limitado en recibir.
Cuando pequeños tenemos las manos, el corazón colmado de regalos, de gestos de amor y demostraciones. Cuando grandes pedimos gestos de amor, demostraciones, y al lado están los fantasmas de todos aquellos que nos rodearon  en círculo diciéndonos dulces palabras acompañadas con mimos.
Ahora el corazón se entristece al tener que pedir amor.
Las palabras cada día van significando en menor grado su concepto original, como una burla, una mueca.
Si pudiese volver atrás y quedarme con el sueño y hacerlo imperecedero.
La vida es un desgaste diario de todo tipo, se consume el cuerpo, se gastan las lágrimas quedando menos cada vez, las desilusiones nos crean un callo corporal que cubre hasta nuestro corazón.
Cada día, cada sol cambiante, más pálido... es la sentencia a una muerte anunciada.
Por más que tratemos de detener los efectos de cada segundo no lograremos nada, el tic tac no se detiene, sólo se detendrá cuando la metamorfosis sea completa, cuando el sol, los cuerpos, los sentimientos, los pensamientos no signifiquen nada, cuando la mueca y el teatro alcancen su máxima expresión, la expresión de la nada, la expresión de lo que no se expresa, de lo que jamás existió."

Junio 2005




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